Armonía junto al viento
Los días pasan y el sentimiento de soledad comienza a consumirme. ¿Fueron días de felicidad los que pasé con ella? Ninguna respuesta susurrada en mis oídos que pueda calmar mi ánimo; ¿o es que no sé escucharla? Paseo solitariamente por las calles cordobesas, con mi armónica en el bolsillo derecho, mi bolsillo izquierdo vacío y mi estómago en la misma situación que este último. No tengo los permisos para tocar en la calle, asique procuro moverme de un lado a otro procurando que la policía no se acerque lo suficiente para hacer preguntas. Toco blues sobretodo. La gente se rasca el bolsillo menos de lo que yo querría y con eso no llego muy lejos en mi día. Cada martes y jueves pueden encontrarme en el Jazz Café, tocando por nada; dándome a conocer; pero no es eso lo que espero. Cada sesión que paso la gorra es inútil, y lo entiendo, porque, aunque esté allí, no toco para ellos y eso lo notan, aunque el dinero no es lo que realmente espero, entiéndanme, sí que es necesari