Entre El Cielo Y La Mar
El cielo y la mar estaban iluminados por el crepúsculo del atardecer. La playa estaba vacía, o casi. Apoyaba mi espalda contra un poste alto y rectangular de madera que delimitaba la zona de las embarcaciones, en su extremo quedaba adornado por una bandera española. La brisa marina nos acariciaba. Nos. Ella vestía con mi camisa de rallas azules sin cuello, y su pelo castaño oscuro colgaba ondulado sobre sus hombros. Apoyando los brazos sobre los míos me observaba con aquellos ojos de mirada lobuna. Su nariz y mejillas tostadas por el sol, enrojecidas, y con aquella luz crepuscular; una belleza infinita, pero efímera. No hablábamos; nuestras miradas lo decían todo. Dulcemente me besaba con aquellos finos labios hechos de pequeñas gotas de rocío. Tras la pregunta, ¿aquí, bajo la bandera española?, a mi pícara insinuación, le respondí: todo por la patria. Ambos nos sonrojamos. La agarré por la cintura inclinándola hacia atrás como en aquella típica foto del marinero y la enferm